Las cosas, por su nombre.
Decepción es el sentimiento que asalta al observar cierto viraje dado por el Gobierno en su discurso sobre inmigración. Tras un verano con sondas sobre la posibilidad de voto de los inmigrantes para su efectiva integración, en que se nos ha asegurado el aporte positivo de la inmigración a la riqueza de nuestro país (...), frustra ver que al final, lo que determina la política gubernamental es el miedo a los miedos de la opinión pública generados por el peso acumulado de tanto informativo con cayucos cargados de subsaharianos y su manipulación por la oposición.
Nuestra memoria es corta.
Se fabrica cada día con el último titular que leemos.
Este es el principio de un expléndido artículo, Las cosas por su nombre, publicado por el profesor de la UAM Bernabé López el pasado martes en El País, recomendado por el amigo Vicente, una de esas almas nobles sin las que los inmigrantes pacenses definitivamente vivirían peor, incluso.
Nuestra memoria es corta.
Se fabrica cada día con el último titular que leemos.
Este es el principio de un expléndido artículo, Las cosas por su nombre, publicado por el profesor de la UAM Bernabé López el pasado martes en El País, recomendado por el amigo Vicente, una de esas almas nobles sin las que los inmigrantes pacenses definitivamente vivirían peor, incluso.
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