27 mayo 2006

Inercia.

ElPais.es cuenta que Berlusconi echa de menos ser Primer Ministro. Lo suyo es excesivo, como todo el, pero en el fondo es cierto que el poder crea adicción, como casi todo en la vida. Todos nos adaptamos a determinadas conductas, y las incorporamos a nuestra inercia vital, y cuando cambiamos de trabajo o responsabilidad, nos vemos obligados a recomponer nuestra cabeza.

Cuando leo la noticia recuerdo a la única alcaldesa que ha tenido mi pueblo, que en paz descanse, como diría mi madre. Francisca Sosa fue una mujer que se atrevió a abanderar la primera candidatura política que en mi pueblo presentó el PSOE tras la dictadura, y ganó. Y desde ahi, hasta 1995, momento en que perdió las elecciones. Pues bien, tras la toma de posesión del nuevo alcalde ella seguía yendo cada mañana al Ayuntamiento, en su rutina diaria, y actuando como si fuera presidenta de la corporación municipal, llamando por teléfono, y dirigiendose a los funcionarios y trabajadores como si aún estuvieran bajo su responsabilidad. Y lo se de buena tinta porque fuí primer teniente de alcalde en la corporación que tomó posesión en junio del 95, por el PSOE. Ella en este caso se había presentado por un partido independiente, PIB, cosa que hacía desde dos legislaturas atrás, tras protagonizas una excisión. Y, quede claro, todos estos comentarios sobre ella, desde el más absoluto de los respetos y reconocimientos a su aportación a la vida democrática de nuestra tierra cercana, y a su trayectoria personal.

Eso si, de ahi, a construirse una Sala como la del Consejo de Ministros como ha hecho Il Cavaliere, va un paso, grande.